Recuerdo perfectamente la primera vez que oí a Guitarricadelafuente, en serio. Sería por finales de 2018. Y pensé (no me escondo): otro niño pijo con guitarra de verano. Pero el caso es que la Guantanamera ya tenía una chispa dorada dentro. Y ahí se me quedó.
Luego en 2019 aparece con una desconocida Natalia Lacunza en Nana Triste, y se me rompió algo en el pecho. Algo que solo pasa cuando algo precioso y cuidado te toca alguna fibra no identificada (o si). Y comenzó a ponerse seria la cosa. Tiene algo. Lo pensaba. La chispa era incendio.
Es un aroma añejo en la brisa fresca. Es una reunión de viejos amigos con sangre nueva alrededor de una hoguera. Es folclore renovado pero fiel réplica de cada plaza en verano, impregnado de salitre o a pino.
Se estabiliza en esa posición, de letras de corazón abierto, voz de susurro desgarrado y cortes sangrantes de guitarra española mientras los ritmos resuenan en las cajas como caballos desbocados, que se resisten a domar. Publica varios singles más por año, hasta que desaparece para grabar el LP que actualmente presenta La Cantera (2022), con sonado single Quién encendió la luz, maravilloso cántico primario de vino (o vodka) de taberna o la cover de la despechada y siempre recurrentemente flamenca A mi manera (no es lo mismo cantada por él que por Siempre Así).
Llega Guitarrica a Cartagena, y arrasará igual que lo hizo en el Romea. Y otra vez, acompañado por los hermanos hermanos Hernández (Alex Juárez, Maestro espada y Rey Lobo), precursores del folk murciano renovado y (valga la redundancia), espaderos catárticos del caballero principal en su revisión de la tradición. Porque los viajes en el tiempo son en ambos sentidos, que los sonidos del pasado no dejen de sonar en las naves del futuro.
Tú la dejaste encendía; Ahora sueño con que ya vuelvas tú…