Un atardecer dorado, un café caliente agarrado con ambas manos, una conversación con alguien que realmente te interese lo que te cuente, un paseo entre las flores, una descarga de energía para volver a cargarla… las canciones de Ana Cano. Todo tiene el mismo fin: respirar y reflexionar.
Ana, presentas tu nuevo disco Lo que me haces sentir (EP), fruto de tu victoria el pasado octubre en el certamen de Creamurcia en su apartado de Canción de autor. Así que… 5 meses después, aquí estás! ¿Cómo has vivido todo desde aquel 13 de octubre?
La verdad es que me vino muy bien. Yo estaba un poco desanimada y dudo que hubiera salido este EP de haber sido de otra forma (no ya el resultado, sino el hecho de haber podido dar conciertos en el certamen o no). El resultado me hizo confiar mucho más en mí, sobre todo como letrista.
¿Has grabado canciones que tenías publicadas en ese momento (Difícil de querer, Tan claro) pero… ha surgido alguna nueva durante el camino?
Lo cierto es que las seis que componen el EP estaban escritas desde hace tiempo, las más actuales eran Para ti y Hay un hueco, dos canciones que tenía “guardadas” en el fondo del armario y que decidí sacarlas de ahí para cantarlas en el certamen. Al principio no estaba muy segura pero luego lo vi claro.
Después de este certamen he hecho un par de canciones más, pero no sé si serán de esas que dejo en el armario o que rescato algún día. Nunca se sabe… pero yo nunca dejo de componer. Aun así, es cierto que se nota que este año estoy un poco atareada opositando y he escrito un poco menos.
En el anterior disco Podemos ser amigos (2020) tuviste una repercusión considerable en redes y actuaciones, ¿Cómo te has enfrentado, después de ese éxito, a la creación de éste?
La verdad es que esa primera repercusión fue sorprendente, para bien y para mal, ya que yo esperaba que el resto de mi música también fuera muy escuchada, cosa que no ha sido así. Al principio no lo acepté muy bien, y dejé también que mucha gente opinara al respecto.
Yo nunca dejé de hacer música, al igual que ahora, pero sí que sentí que nada estaría a la altura de ese primer trabajo y que igual no merecía la pena grabar nada más. Lo cierto es que al final, con tiempo y trabajo esa idea se deshizo en mí, hasta que al fin me lancé a grabar este segundo EP, que no quise hacer hasta tener seguridad en las canciones que escogía, y en qué estas merecían la pena.
Los que seguimos tu evolución desde entonces, percibimos que proyectas un cambio de energía importante hacia una Ana más madura, como si hubieras tenido que tomar decisiones (personales y profesionales) importantes en estos tres años…
Lo cierto es que realmente no he cambiado tanto. Es cierto que en el aspecto personal yo me como mucho la cabeza (risas) por lo que siento que igual sí que he madurado un poco.
En lo profesional ha sido todo un poco caótico… pero al final igual también se nota. Al principio empecé muy perdida y sin saber bien lo que hacía, ahora al menos parece que sé algo más, aunque no mucho más (risas).

Esa energía se percibe en tus letras. ¿Cuál es la gran diferencia de LQMHS respecto al primero?
Yo creo que la diferencia es “el topic”. En mi primer disco (Podemos ser amigos) me centré casi de lleno en las canciones que salieron de una ruptura. Tampoco me dejé indagar mucho más, porque la verdad es que tampoco había mucho más, fueron canciones que salieron de ahí y de la cuarentena así que tenían ese tono más triste.
Ahora, en LQMHS, sigue siendo triste (porque igual yo siempre escribo cuando algo va mal), pero creo que el punto de partida es distinto, quizás más introspectivo y más reflexivo.
Nada bueno por aquí es una declaración de intenciones para una ruptura sana; en Difícil de querer adviertes de lo que hay si se quedan a tu lado… ¿son escritos para alguien o para ti misma?
Pues depende de cómo lo mires… Nada es blanco o negro.
Aunque la realidad es que realmente son para mí, son sentimientos que he tenido siempre dentro de mí independientemente de si he estado con alguien o no. También he de decir que Nada bueno por aquí es mucho más introspectivo y no habla en absoluto de una persona, sino de un sentimiento que tengo yo acerca de un problema de salud crónico que me persigue y que a veces me hace sentir que no puedo escapar de él. Esto era medio secreto porque nadie lo nota por la letra… pero acabo de desvelártelo! (risas)
Temas cálidos, tranquilos, ciertamente llenos de paz, pero con mensajes directos. ¿Es más fácil expresarse cantando?
Desde luego que sí. Aún así mi forma de ser también es así. Siempre he sido demasiado directa, creo que se me da fatal mentir y también usar la retórica (soy un poco Sheldon Cooper). Así que en mis letras también soy así, directa y con ese punto de asertividad que me gusta a mí, para no convertirme en una persona cruel.
¿Y mejor después de una buena sesión de deporte de intensidad ;)?
(risas) Me encanta el deporte, seguro que lo has notado. Podría decirte que es lo que más me gusta actualmente. Así que es un rotundo sí.
En alguna ocasión has comentado que has aprendido a relacionarte con la música de otra forma (aunque siempre desde tu habitación), ¿qué ha cambiado?
Un poco como te he contado antes, las expectativas han ido cambiando mucho desde el principio hasta ahora. Ya más que las expectativas, era la opinión de los demás, que siempre ha tenido mucho impacto en mí (no sólo en este tema).
Creo que el haber crecido también me ha hecho aprender que si me guío por lo que la gente dice, opina y recomienda, al final no hago lo que quiero hacer y por tanto no soy feliz. Por lo que en ese aspecto todo y nada ha cambiado: he aprendido a hacer lo que quiero hacer, que fue lo que hice justo al principio y con lo que he dudado mientras seguía haciendo todo, pero ya no dudo.
Tu proyecto tiene una implicación personal muy presente ¿Qué esperas de la música?
Realmente no espero nada más de lo que tengo. Sé el papel que tiene en mi vida y creo que nunca va a tener un papel más grande que ése, para bien y para mal. A todos nos gustaría que eso a lo que le dedicamos tiempo, esfuerzo y pasión fuera más reconocido por todos, pero de no ser así no hay ningún problema. Tengo muchos ámbitos en mi vida que me hacen sentir que vivir merece la pena, y éste es uno más.
Háblanos un poco de sobre el resto de temas que contiene LQMHS.
Del total de seis temas algunos son más antiguos que otros, pero creo que todos tienen el hilo en común de hablar de sentimientos que tenemos muchas veces relacionándonos con nosotras mismas y con el entorno.
El tono creo que no es tan apagado y es más “tranquilo y de respirar” que creo que es justo lo que necesito en mi vida. Reinan los ritmos más lentos y como siempre las guitarras. Hay dos canciones totalmente acústicas que son las que salieron del Creamurcia.
Creo que el disco en conjunto tiene un muy buen sonido y está muy cohesionado, gracias a la gran labor de mi amigo y productor Guille Solano, al que realmente le debo casi todo.
Próximo 31 de Marzo te vemos y oímos en Ítaca, dentro del Microsonidos ¿Cuáles son tus próximos pasos?
Ahí estaré el viernes 31 de marzo en Ítaca con muchas ganas de participar este año en el Microsonidos, ¡espero verte allí! La verdad que participar este año en este ciclo me hace verdadera ilusión.
Por lo siguiente, el futuro es incierto, por lo que no sé qué me deparará, pero lo que sea lo esperaré encantada.